
LA BIOPROSPECCIÓN Y LOS HONGOS: UN CAMINO INTERDISCIPLINARIO HACIA LA SALUD Y EL BIENESTAR


Por: Dra. Carolina Chegwin
Química, MSci y PhD en Ciencias Químicas
¿Pensaron en la respuesta a la pregunta sobre la importancia del tamaño de los hongos?
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Por: Dra. Carolina Chegwin
Química, MSci y PhD en Ciencias Químicas
¿Pensaron en la respuesta a la pregunta sobre la importancia del tamaño de los hongos?
Al hablar de hongos, es importante no generalizar, ya que existen tanto hongos microscópicos como macroscópicos, y ambos presentan cualidades muy interesantes y valiosas. Sin embargo, cuando se trata del desarrollo de alimentos funcionales y suplementos enfocados en salud y bienestar, los hongos macroscópicos han sido, hasta ahora, los más utilizados por diversas razones que abordaremos en otro blog.
A pesar de sus diferencias de tamaño, los hongos, ya sean microscópicos o macroscópicos, han sido una fuente inexplorada de soluciones terapéuticas. Y cuando hablamos de cómo se exploran y aprovechan estos recursos naturales, el término bioprospección es fundamental. En el contexto de la micología aplicada, que es la rama de la biología que estudia los hongos, la bioprospección se refiere al proceso de evaluación y búsqueda de organismos o productos derivados con uso actual o potencial en diversos campos, como la salud, la alimentación, la industria y el medio ambiente.
Una definición técnica del término, tomada del Plan Nacional en Bioprospección Continental y Marina de 2002, propuesto por la profesora Luz Marina Melgarejo, señala que la bioprospección es un trabajo colectivo orientado a la búsqueda, conocimiento y selección de organismos o productos derivados, con aplicación actual o futura, y su aprovechamiento sostenible para procesos productivos a escala industrial o artesanal, con fines nacionales e internacionales.
La bioprospección es un proceso largo y fascinante que va desde la selección de un organismo o producto natural hasta el desarrollo de un producto comercializable. Pensemos en el ejemplo de la caléndula, conocida por sus propiedades antiinflamatorias y cicatrizantes. Este es un caso cercano de bioprospección donde se exploran las propiedades de una planta para un uso específico.
En el caso de los hongos macroscópicos, ya sabemos que se utilizan desde tiempos ancestrales en diversas culturas para el bienestar y la salud. Por ejemplo, si buscamos un hongo con potencial para fortalecer las defensas del cuerpo, el Ganoderma lucidum (hongo Reishi) es una de las opciones más conocidas. Si nuestro interés se enfoca en la salud cerebral y el retraso de los procesos de deterioro neuronal, el Hericium erinaceus (Melena de León) es uno de los mejores representantes. Y si lo que buscamos es un energizante natural, el Cordyceps es el hongo ideal.
Una vez identificado el hongo de interés, comienza el proceso de entender su química y biología. Este es un paso crucial en la bioprospección, ya que, al comprender los componentes activos de los hongos y su manera de interactuar con el cuerpo humano, se puede maximizar la calidad y cantidad del producto final, garantizando que sea seguro y eficaz para su comercialización.
Aunque en este blog nos hemos centrado en la salud y el bienestar, los hongos también tienen aplicaciones en otras industrias. Por ejemplo, los hongos pueden jugar un papel importante en el medio ambiente, el desarrollo de nuevos materiales e incluso en la seguridad alimentaria. Este es un campo que, como veremos más adelante, tiene un potencial inmenso en la bioprospección.
El desarrollo de un producto comercial que cumpla con altos estándares de calidad y que esté orientado a la salud y el bienestar es un proceso complejo que involucra a una gran cantidad de profesionales. Desde los biólogos que estudian los organismos, hasta los químicos y biotecnólogos que entienden su biología, pasando por ingenieros de procesos que optimizan su cultivo y producción.
Además, el proceso no se detiene en los aspectos científicos. También están involucrados economistas, contadores, diseñadores industriales, ingenieros civiles y arquitectos, quienes ayudan a estructurar toda la infraestructura necesaria para que estos productos puedan ser producidos, comercializados y entregados al público de manera efectiva.
Es fascinante pensar en el trabajo interdisciplinario y el tiempo que se invierte en la creación de productos terapéuticos, que no solo cumplen con los estándares de calidad, sino que también están respaldados por evidencia científica.
Los hongos, con su diversidad y potencial, son una fuente infinita de recursos para el desarrollo de terapias naturales. Y, aunque el proceso de bioprospección y comercialización es largo y requiere la colaboración de muchos profesionales, los resultados son prometedores. En los próximos blogs, exploraremos más sobre cómo los hongos están transformando diversas industrias y cómo el trabajo científico y tecnológico puede contribuir a mejorar la salud y el bienestar de las personas.